China e India reequilibran la presencia militar en Cachemira ¿Qué implicaciones puede llegar a tener?
Desde el 22 de octubre, las llanuras de Depsang y la localidad de Demchok protagonizan la retirada de tropas del Ejército Popular de Liberación chino. Tras cuatro años de tensiones diplomáticas y militares en la Línea de Control Real (LCR), el acuerdo alcanzado por China e India da un respiro a la región de Cachemira. Caracterizada por su triple frontera – con India, China y Pakistán – Cachemira no es un territorio cualquiera en Asia Central, sus tierras forman parte de los planes de más de un país simultáneamente.
El acuerdo, publicado unas horas antes de que la cumbre de los BRICS tuviera lugar en Rusia, restablece los derechos de patrulla de los que cada uno de los países disfrutaba antes de los enfrentamientos del 2020. Estos marcaron un antes y un después en las relaciones de China e India. Con un cómputo total de 24 muertos – 20 solados indios y 4 chinos – el valle de Galwan en Landaj presenció las primeras confrontaciones bélicas entre las dos potencias en casi 60 años. Las reacciones militares, diplomáticas y económicas de ambos países fueron inmediatas. Nueva Delhi impuso restricciones en las inversiones provenientes de China, capó múltiples aplicaciones chinas – entre ellas TikTok – y canceló vuelos directos entre ambas naciones. Militarmente, la presencia de 70 000 tropas y 90 tanques del ejército indio en la línea fronteriza, dieron a entender rápidamente la gravedad de lo acontecido en la región. Un despliegue similar de tropas fue llevado a cabo por el EPL.
La relevancia de este acuerdo es notoria, no solo por lo que rebaja las tensiones entre las dos potencias, sino que los territorios implicados son vitales. Depsang se considera crítico para India, ya que proporciona acceso a la pista de aterrizaje de Daulat Beg Oldie e impide que las tropas chinas amenacen los centros logísticos vitales de la zona. Demchok, por su parte, está dividida en dos por la LAC; India controla la parte occidental, reclamada por China.
¿Qué establece el acuerdo?
El ministro indio de Asuntos Exteriores, S. Jaishankar, ha declarado que el acuerdo es el resultado de una “diplomacia paciente y perseverante”. En su intervención en la Cumbre Mundial de NDTV, afirmó: “Creo que crea una base para la paz y la tranquilidad a lo largo de la frontera, que ya existía antes de 2020...”. Las maniobras de relocalización de las tropas acaban el 29 de octubre, aun así, el acuerdo no especifica si estas se darán en el conjunto de la frontera, o solo en determinados puntos clave. Se ha de subrayar que el acuerdo no se limita a las zonas mencionadas, el territorio noreste de la LCR, Arunachal Pradesh, forma parte también de este.
El acuerdo pretende volver a la situación fronteriza que existía antes de los enfrentamientos del valle de Galwan del 2020. Por ello, el ejército indio tendrá la potestad de patrullar en la zona de la LCR dos veces por mes, como lo hacía previamente, y no como estos años en los que el EPL ha controlado dichos límites. El acuerdo establece también la monitorización de los movimientos de las patrullas por ambas partes, y la coordinación de acciones como la puesta en común de los respectivos calendarios, comunicación reajustes extraordinarios o la aclaración de posibles malentendidos.
¿Cuál ha sido el camino hasta llegar aquí?
La disputa fronteriza comienza en 1962, cuando ambos países se sumieron en una corta pero sangrienta guerra en la que China prevaleció. A raíz de ello, se establece la LRC, que representa fronteras distintas a las reclamadas por cada una de las partes durante la guerra. Originalmente, esta línea solo se refería a los límites interpuestos en la parte del oeste de la región después de la guerra, pero en los años 90 pasó a referirse al conjunto de la línea. En los años 1993 y 1996 se consiguieron alcanzar acuerdos que dejaban ver una normalización de las tensiones, pero durante los últimos 20 años las disputas han crecido considerablemente. Incidentes aislados tuvieron lugar en 2013, 2014 – durante una visita de Xi a India – y en 2017. Aun así, fue en 2019 cuando la negativa de India a respetar el artículo 307 de su constitución – determina la autonomía de los territorios de Cachemira gestionados por India –empujó a China a llevar el asunto al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Las líneas diplomáticas se debilitaron, y finalmente ambos países llegaron a un enfrentamiento directo el 5 de mayo de 2020.
Ya en septiembre de 2022, tropas de ambos países llevaron a cabo una retirada de la localización de Gogra-Hot Springs, aun así, las zonas de las llanuras de Depsang y la localidad de Demchok revestían de una importancia especial estratégicamente. El EPL se mantuvo en sus posiciones.
Fue en la cumbre de los BRICS de 2023, cuando las charlas y negociaciones bilaterales entre dirigentes de ambas naciones, dieron pie a un capítulo más esperanzador de las disputas fronterizas en Cachemira. Los intereses económicos fueron un incentivo fundamental a la hora de encontrar un camino hacia el entendimiento. China, junto con Estados Unidos, ha sido durante mucho tiempo uno de los dos principales socios comerciales de la India. En 2023 y 2024, fue su mayor socio comercial, con 118.400 millones de dólares en comercio bilateral. Además, Pekín sigue siendo la principal fuente de mercancías de India y su mayor proveedor de productos industriales, desde hardware de telecomunicaciones hasta materias primas para la industria farmacéutica india.
¿Qué implicaciones geopolíticas tiene?
Cachemira y su triple frontera no dejan de ser territorio de disputa entre tres actores clave de la zona: China, India y Pakistán. Las dinámicas de interdependencia que se les presupone a actores regionales de este calibre, especialmente China e India, cobran aún más importancia cuando se limitan a un territorio de 135 kilómetros de longitud.
Las sólidas conexiones diplomáticas y económicas entre China y Pakistán son patentes, al igual que la histórica rivalidad entre India y Pakistán también. Las relaciones entre India y China son algo más ambivalentes, aunque claramente el acuerdo por la LCR ha reducido tensiones previas. Esto nos indica una posible visión más pragmática por parte de China, priorizando así objetivos económicos y geoestratégicos más globales, como su iniciativa de la Franja y la Ruta – Belt and Road Initiative (BRI). China siempre ha favorecido a Pakistán en la disputa por Cachemira. Además, el proyecto del Corredor Económico Chino-pakistaní – CPEC por sus siglas en inglés – acordado entre China y Pakistán cruza el territorio pakistaní de Cachemira, haciendo así de esta región algo fundamental para ambos. “Aunque China sigue apoyando diplomáticamente a Pakistán, es posible que no se implique activamente en el conflicto de Cachemira, sino que promueva el diálogo bilateral entre India y Pakistán” pronostica Mirza Abdul Aleem Baig de la Universidad China de Ciencias y Tecnolgía.
El movimiento llevado a cabo por China mediante el acuerdo en Cachemira puede suponer un reequilibrio de las relaciones entre los dos principales poderes de la región. La cercanía de India con Estados Unidos es algo que claramente preocupa a China geopolíticamente. La presencia naval china en el Mar Índico hace saltar también las alarmas en nueva Delhi y Washington. Pekín quiere contrarrestar la alianza estratégica del grupo Quad: India, Japón, Australia y Estados Unidos. Por ello, unas relaciones bilaterales más cercanas con India pueden evitar un distanciamiento excesivo del subcontinente asiático a favor de Estados Unidos. Por su parte, Pakistán se encuentra en una compleja posición. Las alianzas y rivalidades históricas están siendo sustituidas por prioridades económicas y geoestratégicas. Parte de las prioridades de Islamabad también deberían estar centradas en entender el cambio de paradigma que el complejo de seguridad está experimentando en este momento. La visión pragmática de China puede remodelar la región sobremanera.
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